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Plazulas de Mazatlan

Una de las características más notables del Mazatlán histórico son sus plazuelas, los verdaderos centros sociales, culturales y económicos del puerto antes de que llegaran los mercados y plazas comerciales. La palabra con la que se denominan, que tiene muy poco uso y resulta extraña en gran parte de México, es sinónimo de plazoleta, es decir, una plaza pequeña. A medio camino entre la explanada y el parque, con sus jardineras y quioscos, representaron durante más de un siglo el recreó para las familias mazatlecas, entre el romance de los jóvenes y el juego de los niños.

1. Plazuela Machado

La más antigua de Mazatlán, corazón de su centro histórico y de su cultura en general. Le debe su nombre al primer comerciante extranjero de gran importancia para el puerto, el filipino Juan Nepomuceno Machado, que en 1837 donó parte de su propiedad para la construcción de este espacio público. Al inicio se le conoció como Paseo de los Naranjos, dado que en un principio constaba de una explanada rodeada de bancas de piedra y frondosos arboles de ese fruto. Desde entonces se levantó a su alrededor el ambiente económico, social y artístico que hasta la fecha mantiene con edificios como los Portales de Cannobio, Juarez, Café Pacifico y Centro Municipal de las Artes. Su quiosco permanece ahí desde 1881.

2. Plazuela Zaragoza



Siguiendo el ejemplo de su patrón, Juan Guzmán -asistente de Machado- donó también parte de su propiedad para la construcción de otra plazuela. En 1854, en el limite norte del puerto, comienza a llenarse de paseantes la plazuela del Puerto Viejo, llamada así por su cercanía al primer embarcadero de Mazatlán. En 1862, tras la muerte del héroe de la Batalla de Puebla, el gobernador del estado propuso que se le cambiará su nombre por el del patriótico Ignacio Zaragoza. Cien años después de su fundación, en 1954, se levanta a su lado el asilo de ancianos, quienes le devolvieron la vida a este espacio, al ritmo de danzón, juegos de mesa, talleres artísticos y otras actividades físicas al aire libre.

3. Plazuela Hidalgo


También llamada plazuela de los leones, en su terreno funcionó el primer mercado del puerto, que más allá de una construcción en forma, parecía un tianguis de tendajones que a mediados del siglo XIX fue cambiado de lugar. En 1870, se crea en ella el tercer espacio de recreo para el puerto. Su centro, como el de ninguna otra plazuela, cambió con el embiste del tiempo. Primero poseyó, desde 1880, una estatua del héroe de la independencia que le da su nombre, sustituyéndola en 1899 por un quiosco estilo art nouveau, al que en la decada de 1920 se le agregarían los leones que le dan su apodo. Finalmente el quiosco es retirado en 1970 para construir las actuales bibliotecas Manuel Bonilla y Benjamin Franklin.

4. Plazuela República


Si Mazatlán hubiese sido construida como las poblaciones tradicionales de la colonia, con su iglesia y casa de gobierno en el centro, rodeando una plaza publica, sin duda esta sería la principal del puerto. Aquí se encontró, desde 1865, el mercado que fue traído desde la plazuela Hidalgo, mientras a su alrededor se levantaban el edificio del ayuntamiento y la catedral del puerto. Con la construcción del actual mercado Pino Suarez y la ultima mudanza del primer mercado municipal, en 1900 comienza a funcionar aquí el espacio político más importante del puerto, donde se celebrarán los días patrios y programas municipales, como la Hora municipal, en su pequeña explanada, adornando sus jardines con un quiosco alemán desde 1909.

5. Plazuela Ángel Flores


También conocida como plazuela del burro, tuvo su macabro antecedente al ser, desde 1851, el extinto panteón No 1 del puerto. Con la apertura de los panteones No 2 y 3, en 1870 y 1909 respectivamente, el panteón viejo quedó abandonado. En ese momento el terreno era propiedad la Sociedad Alemana de Beneficencia de Mazatlán, representada entonces por Federico Unger, quién donó el predio en 1921 para que ahí se construyera un parque en 1924. Este se encontraba en las afueras de Mazatlán, a merced de los burros y cerdos que pastaban en sus jardines, dándole su segundo nombre, hasta que en 1943 se abre la primaria Ángel Flores a su lado y el parque, con el recorte y nuevo quiosco, se vuelve plazuela.

6. Plazuela Miguel Hidalgo













Corría el año de 1954, cuando el ayuntamiento comienza a donar los terrenos ubicados en las faldas de la loma atravesada para que los inmigrantes provenientes de la zona rural del municipio construyeran sus casas, naciendo así la colonia Juarez, la más populosa después del centro de Mazatlán. Totalmente planeada desde su fundación, para 1955 ya contaba con su propio mercado, escuelas, parroquia y plazuela, en la cual a mediados de la década de 1980, comenzó a surgir un tianguis dominical que con el tiempo ha crecido y cerrado las calles vecinas a esta. Su nombre oficial se debe al monumento del insurgente que, según dicen, llegó por una confusión, mientras la que se esperaba era la de Benito Juárez.

Tras la construcción de la Juarez, el modelo se repetiría con la unidad López Mateos, construida en 1960 e inaugurada por el mismo presidente de la república, cuya pla
zuela también también estaría al lado de la iglesia, además de tener una cancha deportiva y juegos como la Miguel Hidalgo. A esta le seguirían las de Francisco Villa y Flores Magón, en cuyas plazuelas también han crecido tianguis, aunque más modestos que el de la Juarez. En las últimas décadas las autoridades porteñas han intensificado la construcción de áreas verdes para usos recreativos y deportivos, aunque ya sin aquella infraestructura que caracterizaba a las plazuelas hasta finales del siglo pasado.

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